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Cómo alimentarnos según el tipo de trabajo

Trabajos de gran desgaste físico o psíquico

Distribución de la dieta

La distribución de la comida en tomas a lo largo del día, depende de las necesidades de cada persona y de su horario laboral.

La dieta debe incluir como mínimo tres comidas principales: desayuno, comida y cena. En ciertos casos, conviene incluir además un almuerzo e incluso una merienda, si transcurren más de cuatro horas entre el desayuno y la comida o la comida y la cena respectivamente. Esto evita que se produzca hipoglucemia (descenso de glucosa en la sangre), que repercuten negativamente sobre el rendimiento y la capacidad de trabajo, y así mismo se evita la sensación de ansiedad o de “hambruna” a la hora de la comida o de la cena, que generalmente conduce a comer más de lo necesario.

La distribución de la dieta en varias tomas influye positivamente sobre el nivel de glucosa y lípidos (colesterol, triglicéridos…) en sangre y mejora las digestiones.

• Desayuno completo

Ya que han pasado más de 8 horas sin tomar alimento, es recomendable ingerir un lácteo, cereales y complementos, y zumo o fruta.

• Almuerzo adecuado

Son frecuentes los almuerzos excesivamente grasos (embutidos, frituras…) acompañados de alcohol, lo que desequilibra la alimentación. Si el esfuerzo físico es mínimo puede ser suficiente con una o dos piezas de fruta fresca o un lácteo. Por lo general, se puede almorzar una pieza de fruta con un yogur desnatado, un café con leche y una tostada o una barra de cereales y un yogur de frutas.

• Comida adaptada al horario

Si la jornada laboral es fraccionada, es necesario seguir una alimentación variada y ordenada para que el organismo pueda soportar fácilmente la digestión, evitando la pesadez digestiva y la somnolencia.

• Merienda ligera

Un suplemento en forma de yogur, fruta o un pequeño bocadillo.

•Cena bien planificada

La cena suele ser la última comida del día, por lo que se debe procurar consumir los alimentos de la pirámide que no se han ingerido. También se deben consumir alimentos fáciles de digerir, como pueden ser las verduras cocidas, pescados, sopas o lácteos. Se recomienda cenar al menos dos horas antes de acostarse, de esta manera se conseguirá tener un sueño reparador no perturbado por una digestión difícil.