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Cómo alimentarnos según nuestra edad

Madre que da pecho

Cambios fisiológicos

El organismo de la madre se prepara para la etapa de la lactancia durante el embarazo, ya que se producen cambios fisiológicos dirigidos al desarrollo de las glándulas mamarias, a modificar la regulación hormonal y a facilitar la producción de leche.

• Desarrollo de las glándulas mamarias (pechos). Las glándulas mamarias se preparan para la lactancia mediante una serie de pasos que ocurren durante la adolescencia y el embarazo. El proceso denominado mamogénesis (incremento generalizado del tamaño de la glándula) se repite de forma limitada en cada ciclo menstrual inducido por las hormonas secretadas por los ovarios.

Puede imaginarse las glándulas mamarias como un conjunto de racimos de uvas cada uno de los cuales se denomina “lóbulo”, correspondiendo las uvas a pequeños sacos donde se produce la leche a partir de los nutrientes de los alimentos que llegan a través de la sangre. Cada una de las uvas constituyen los denominados “alveolos mamarios” y están unidos a pequeños conductos (canalículos) que se van uniendo entre sí, formando un canal más ancho, que se encuentra dentro de la aureola y que se adelgaza, terminando en el pezón. La aureola es la zona circular que hay en el centro de cada pecho.

• Regulación hormonal. Durante la gestación tiene lugar el desarrollo completo de la glándula mamaria bajo la influencia de diversas hormonas: progesterona, estrógenos, lactógeno placentario y prolactina. También influyen otras hormonas como el cortisol, las hormonas tiroideas, la insulina y la hormona de crecimiento, por lo que se trata de un cambio fisiológico extremadamente complejo.

La progesterona prepara las mamas para la producción de leche.

Los estrógenos estimulan el desarrollo del sistema de conductos galactóforos (que transportan la leche). Todos estos cambios provocan externamente un aumento notable de las mamas y del pezón. Durante los últimos meses de embarazo, la placenta comienza a secretar lactógeno placentario humano, una hormona cuya acción principal consiste en estimular el crecimiento de la mama y prepararla para la lactancia.

En este periodo el peso medio pasa de 9,5 a 14 kilos (es decir, un aumento del 50% prácticamente) y la talla media, de 74 a 96 centímetros.

Tras la expulsión de la placenta durante el parto, se produce un súbito descenso en los niveles plasmáticos de estrógenos, progesterona y lactógeno placentario humano. Esta disminución es simultánea al aumento que se produce en la secreción de prolactina.

• Producción de leche. El organismo de la gestante se prepara para la etapa de lactancia almacenando de 2 a 4 kilos de reservas grasas que serán utilizadas posteriormente para la formación de la leche. A pesar de que las mamas son funcionalmente capaces de producir leche a partir del cuarto o quinto mes de gestación, no se produce secreción láctea debido al efecto inhibitorio que ejercen los elevados niveles de progesterona y estrógenos secretados por la placenta; aunque en ocasiones puede salir un poco de leche durante la gestación.

Cuando el bebé succiona el pezón, envía una señal a la glándula hipófisis materna (órgano de secreción hormonal), la cual va a producir varias hormonas (prolactina y oxitocina), responsables de la producción de leche y de su salida por los pezones. El tamaño o la forma de los pechos no influye en la producción láctea.

Los niveles de prolactina en el organismo alcanzan valores máximos en el parto. Esta hormona estimula el crecimiento y la actividad secretora de los alveolos mamarios. Es frecuente que la madre se sienta relajada en el momento del amamantamiento. Los niveles de esta hormona se mantienen altos cuando el bebé mama. No obstante, si la succión es ineficiente y no se extrae leche de algunos sectores del pecho, esas partes dejarán de producir leche.

Poco después del parto, puede sentir junto con la bajada de la leche, dolor en el bajo vientre por las contracciones uterinas que produce la oxitocina. Son estas contracciones las que acortan el sangrado y disminuyen las hemorragias de la madre.

El reflejo de la eyección está condicionado por numerosos factores, tales como el llanto del niño, la ansiedad, el estrés o el dolor que sufra la madre (por ejemplo, pezón doloroso) y también el consumo de tabaco y de alcohol.

En condiciones normales, la disminución de la producción de leche de forma fisiológica comienza a ser considerable a partir de los siete o nueve meses. Por ello se recomienda que el destete se realice a partir de los 6 meses de manera gradual, para evitar la ingurgitación de las mamas y para facilitar la adaptación del niño a la alimentación complementaria. No obstante, la producción de leche podría prolongarse hasta cuatro años si continúa el amamantamiento.